El clamor del acantilado

Textos Juan F Masello y Alejandro Balbiano 

Son las 5 de la mañana. Nos encontramos en un acantilado, junto al faro Río Negro, el más antiguo en funcionamiento de toda la Patagonia argentina. El sol se asoma en el mar, y la luz del faro se apaga, como señal que el día está comenzando en la primavera patagónica. Estamos en el balneario El Cóndor, al inicio de los acantilados, en la provincia de Río Negro. En sus paredes, de entre 25 y 30 metros de altura, ocurre un fenómeno biológico sorprendente: miles de loros barranqueros se reproducen y crían a sus pichones.   

Al amanecer, cada pareja coordina sus vuelos con otras, y otras, cientos de ellas emitiendo sus sonidos característicos. Hasta que en un momento todos se unen en una sinfonía única y estremecedora. Es “el clamor del acantilado” que indica la partida de los loros rumbo al Monte, en busca de comida para ellos y para sus pichones.
 
La Acústica es la rama de la física que estudia los sonidos, y ella nos dice que el ser humano percibe sonidos comprendidos entre 20 y 20.000 hercios. Para entender esto definimos primero al sonido como las ondas mecánicas que se propagan a través de la materia, sea esta sólida, líquida o gaseosa. Por suerte para nuestros oídos, el sonido no se propaga en el vacío, ya que si lo hiciera no podríamos soportar los ruidos provocados por el Sol.
Una de las propiedades de las ondas sonoras es la frecuencia, que es la cantidad de ondas sonoras por segundo que los seres vivos oyen. Se mide en ciclos por segundo o hercios. Como vimos antes, los humanos tenemos un rango de frecuencia audible, y por debajo de ese rango, están los infrasonidos y por encima los ultrasonidos. Los seres humanos no podemos oír estos 2 últimos sonidos, pero algunos animales, sí.  
Ahora que ya tenemos todos los conceptos físicos que necesitamos para entender este post, veamos como los loros emiten sus sonidos.
 
Las aves usan cantos como señales sociales de reconocimiento y comunicación. En ornitología, es decir la ciencia que estudia las aves, se diferencian los cantos de las llamadas. Los primeros son largos y complejos y se los asocia con el cortejo y el apareamiento, en cambio las llamadas son cortas y distintivas y cumplen la función de alarma o para mantener junta a la bandada. La mayoría de los cantos los emiten los machos. La capacidad auditiva de las aves está en el rango de los 50 a los 20.000 Hz.
 
Escuchemos ahora dos grabaciones de loros barranqueros realizadas por Tina Sommer:
 

  

 

Los loros emiten sonidos dentro de la gama de frecuencias entre los 40 y los 16.000 Hertz. El estudio de estos sonidos, pretendía dilucidar el lenguaje de cada loro, pero por la complejidad de los mismos y porque todos se comunican al mismo tiempo, no fue posible, hasta ahora, distinguir parámetros individuales. En la actualidad se están desarrollando métodos para resolver estos problemas. Los estudios de sonidos se llevaron a cabo dentro del Proyecto de Investigación y Conservación Loro Barranquero, dirigido por Juan F. Masello y Petra Quillfeldt, quienes estudian esta colonia desde hace 23 años y trabajan actualmente en la Universidad de Giessen, Alemania.
 
El Proyecto Loro Barranquero tiene como objetivo principal lograr, que la provincia de Río Negro, declare a la región donde se encuentra la colonia, como Área Natural Protegida. La reserva cuidaría no solo a los loros sino también a otras 180 especies de aves que habitan en la zona. Se han realizado varios intentos en ese sentido, pero hasta el momento todos han fracasado.
 
Los loros barranqueros son aves diurnas, que desarrollan toda su actividad durante las horas del día. Con la llegada del atardecer, los sonidos comienzan a apagarse, y padres y pichones se reencuentran dentro de la cueva. Al caer la noche, el silencio domina la escena e indica el final de la jornada en la colonia de loros barranqueros de El Cóndor.