El Acantilado y el Monte, una unidad necesaria

 

NO TE DES POR VENCIDO, NI AÚN VENCIDO

Este Blog nació para ayudar a generar conciencia sobre la necesidad de crear un Área Natural Protegida, para conservar y proteger a la colonia de loros más grande del mundo. Ese objetivo aún no se ha cumplido, a pesar de 25 años de investigación, educación, difusión, y gestiones ante las autoridades provinciales y municipales. En este año 2023, renovamos el impulso para lograr que la conservación de los loros y su ambiente sea una realidad.   

Texto Juan F. Masello y Alejandro Balbiano.

 

En estos tiempos de confusión, de falta de valores, de incumplimiento de la palabra empeñada, el poema Piu Avanti, del docente y poeta argentino Pedro Bonifacio Palacios, más conocido por su seudónimo de Almafuerte, sirve como un mensaje de esperanza, para que la sociedad supere estos momentos de incertidumbre.

El poema comienza diciendo: “No te des por vencido, ni aun vencido, no te sientas esclavo, ni aun esclavo; trémulo de pavor, piénsate bravo, y arremete feroz, ya mal herido. Ten el tesón del clavo enmohecido que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo…” 

La colonia de loros barranqueros de El Cóndor, en el nordeste patagónico, en la provincia de Río Negro, Argentina, es un fenómeno biológico destacado, único en el planeta. Reúne en un lugar a más del 70% de la población de la especie, que solo vive en la Argentina y en Chile. Los loros barranqueros parecen abundantes, pero solo lo son en este lugar de su hábitat natural. En el resto del país y en Chile quedan muy pocas colonias y con pocos ejemplares.

Lo sensato sería proteger a la especie, pero el tiempo pasa y eso no ocurre.

La colonia sigue sujeta a una serie de amenazas, tanto naturales como de origen humano. Entre las naturales, podemos mencionar al fenómeno climático de La Niña, que genera sequías extremas que reducen la disponibilidad de alimento en el Monte, y muchos loros mueren de hambre, y muchos otros no se reproducen.

Pero también, están los factores de origen humano. La urbanización creciente de la Villa El Cóndor, que se extendió y llegó hasta la colonia, produjo una reducción notable de nidos en el primer kilómetro de la colonia, el que tenía la mayor densidad de cuevas. Además, la construcción de monumentos y viviendas próximas al acantilado, que el Estado permitió, están afectando negativamente a los loros, ya que el peso y los cimientos de estas construcciones aceleran los derrumbes o desprendimientos naturales de los acantilados.

Por otro lado, es imprescindible proteger el Monte que queda en la región, así como también replantar especies nativas en lugares donde ya se “desmontó”, tanto en la provincia de Buenos Aires como en la provincia de Río Negro.

El municipio de Viedma está haciendo un esfuerzo en ese sentido, pero con eso solo no alcanza y también deberían involucrarse las autoridades provinciales.   

Es fundamental proteger el acantilado, el hogar de los loros, donde se reproducen y crían a sus pichones, pero también al Monte, donde encuentran sus alimentos y sus medicamentos. Es indispensable, no romper la unidad Monte y Acantilado, fundamental para lograr la supervivencia de los loros barranqueros.    

Los autores de este post estamos convencidos que la ciencia, la investigación, y la educación son los motores del cambio de una nueva sociedad, que busca vivir en equilibrio con las especies y los espacios naturales, una humanidad que se respeta a sí misma, pero también a los seres vivos que la acompañan en esta aventura diaria y permanente de convivir en esta planeta único e irrepetible. No perfecto, pero sí con posibilidades de mejorar.

Debemos ser menos egoístas, menos personalistas, y más altruistas y comprometidos con los seres que nos rodean. La vida “sin vida” es triste y desoladora, carece de sentido y de motivación. El mayor atractivo de un ambiente natural son los paisajes prístinos y llenos de vida, con aves volando, y con peces y mamíferos nadando en mares sanos y limpios. Todos debemos luchar por esos objetivos, y dejar de lado nuestras miserias humanas y políticas, nuestros intereses económicos mezquinos.

La vida individual, de cada persona es corta, pero la vida de las sociedades y de nuestros descendientes es más extensa. ¿Cómo queremos que nos recuerden? ¿Cómo los que ayudamos a extinguir especies o como los que ayudamos a salvarlas? La respuesta está en cada uno de nosotros.

Nosotros ya decidimos. Estamos del lado de la vida, “con vida”, e invitamos a todos los que piensan y obran igual que nosotros a sumarse a nuestra cruzada. No podrán detenernos, no podrán vencernos, ni aún vencidos.