S.O.S Pichones

  

Texto: Alejandro Balbiano y Juan F. Masello

Todos los años, en el mes de diciembre, ocurre la misma historia. Los guardias ambientales traen a la clínica veterinaria de María Eugenia Picerno y María Belén Aciar, en San Antonio Oeste, Río Negro, crías de loros. Son pichones que se caen de sus nidos-cuevas en Las Grutas, donde en sus paredes acantiladas existe una colonia de loros barranqueros.

El evento coincide con los fuegos artificiales y con las bandas de música que festejan la apertura de la temporada turística. Durante los siguientes dos días, aparecen pichones en las playas, como consecuencia de los ruidos que provocan esas situaciones de estrés.

¿Qué hacen las veterinarias con esos polluelos? Lo fundamental es darles de comer. Para ello preparan una mezcla especial que contiene 15 o más tipos de semillas, que se muelen en un molinillo de café, y el polvo resultante se mezcla con agua. Luego con unas mamaderas, hechas con envases reciclados de mostaza, les dan de comer. Incluso se llevan a algunos pichones a sus casas para alimentarlos durante la noche. Es todo un trabajo de compromiso y responsabilidad.

Aquí una aclaración. Las profesionales veterinarias no utilizan actualmente alimentos comerciales para bebes. Esos procesados industriales les provocaban a los pichones muchos problemas en su desarrollo. Por eso antes de alimentar crías de ave consulte a su veterinaria/o.

 

Después de la época de las mamaderas, les colocan semillas en el jaulón. Al principio los pichones no saben comer, pero aprenden viendo a los adultos que entran al jaulón. Se siguen alimentando durante semanas, hasta que comienzan a volar, y en ese momento se los libera.

Belén nos dice que “a veces llegamos a tener hasta 15 pichones. Casi todos llegan a buen término y son liberados”. Los loros reciben además de semillas, frutas y verduras, y en el jaulón también hay plantas de la zona.

María Eugenia nos despide con un mensaje “Es importante recordar que los loros lastimados y los pichones caídos de los nidos deben ser evaluados por los guardias ambientales y asistidos o curados por los profesionales veterinarios. Los loros son aves que deben vivir en libertad, no son mascotas”.

Tengamos esto en cuenta. Si vemos animales lastimados o caídos de las cuevas, es fundamental consultar primero con los guardias ambientales, ellos saben que hacer, y si es necesario se los llevarán a Eugenia y Belén, las veterinarias de San Antonio Oeste, unas excelentes profesionales comprometidas con el cuidado de las especies silvestres.