Subespecies del Loro Barranquero
Texto Alejandro
Balbiano y Juan F. Masello
Hace unos 120.000 años, un grupo de loros
barranqueros cruzó la cordillera de los Andes, desde Chile, y llegó por primera
vez a la Argentina. Por supuesto en aquella época no existían los territorios
de Chile y de la Argentina como hoy los conocemos. Es más, aún el Homo
sapiens ni siquiera había llegado a estas
tierras. Actualmente, los investigadores saben que la especie loro barranquero
(Cyanoliseus patagonus) se originó en
Chile, y qué a partir de un evento migratorio único, dio origen a todas las
subespecies argentinas que hoy existen.
Genética y Genética de poblaciones
Para
resolver este dilema los científicos recurrieron a la Genética, y más
precisamente a la Genética de poblaciones. Definimos Genética
como la rama de la biología que estudia cómo se transmiten los caracteres
hereditarios de generación en generación. Cada individuo tiene para cada
carácter dos genes, uno que hereda de su padre y otro de su madre. Los genes son las unidades de información que emplean los organismos
para transferir un carácter a la descendencia.
Pero cuando hablamos de grupos de animales resulta más útil hablar de Genética
de poblaciones, ya que esta rama de la ciencia se ocupa del comportamiento
de los genes en una población, y de cómo esto determina la evolución de los
organismos. Para ello, define a una población como un grupo de individuos de la
misma especie, que comparten el mismo hábitat y se
reproducen entre ellos, y que además están aislados reproductivamente de otros
grupos afines. Las poblaciones están sujetas a cambios evolutivos provocados
por cambios genéticos, los que a su vez están influidos por factores como la selección
natural, la deriva genética, el flujo genético, la mutación, y la recombinación
genética. El flujo de genes en algunas especies, es decir la transmisión de
caracteres entre organismos, a veces se ve afectada por barreras físicas y por distancias
geográficas. En América del Sur, los Andes, con alturas que pueden llegar hasta
los 6.900 metros, pueden constituir una barrera formidable para interrumpir esa
transmisión o dispersión. Pero algunas especies, como el loro barranquero, pueden
superar esas limitaciones.
El club de los cuatro
En el siglo XX, varios
investigadores propusieron la existencia de cuatro subespecies de loro
barranquero, tres de las cuales se encontrarían en la Argentina, Cyanoliseus
patagonus patagonus en la Patagonia (Figura 1), Cyanoliseus patagonus andinus
en la región cuyana al oeste y noroeste (Figura 2), Cyanoliseus patagonus conlara que
se extendería en la región de San Luis (Figura 3), y una cuarta subespecie, Cyanoliseus
patagonus bloxami que se
encuentra en las estribaciones andinas de Chile central (Figura 4). En Chile, a
esta subespecie de loro barranquero se la denomina loro tricahue. Tres de las
subespecies, a saber, Cyanoliseus
patagonus andinus, Cyanoliseus patagonus patagonus y Cyanoliseus patagonus bloxami,
son claramente distintas morfológicamente, en tamaño y coloración del plumaje,
mientras que algunos autores consideraron a Cyanoliseus
patagonus conlara un híbrido, debido a su ubicación geográfica y fenotipo
intermedio, entre Cyanoliseus patagonus patagonus
y Cyanoliseus patagonus andinus. Se denomina fenotipo a la expresión del
genotipo en función de un ambiente determinado. El fenotipo es cualquier
característica o rasgo observable de un organismo, como su morfología, pero
también su comportamiento. La diferencia entre genotipo y fenotipo es que el
genotipo se refiere a la información genética contenida en el ADN, y el
fenotipo se refiere a la observación de la apariencia externa de un organismo.
Figura 1. Loro barranquero patagónico Cyanoliseus patagonus patagonus. Fotografía: Fabian Llanos
Figura 2. Loro barranquero andino Cyanoliseus patagonus andinus. Fotografía:
Petra Quillfeldt
Figura 3. Loro barranquero de las sierras de San Luis Cyanoliseus patagonus conlara.
Fotografía: Gustavo Bruno
Figura 4. Loro tricahue Cyanoliseus patagonus bloxami. Fotografía: Gonzalo M. González Rivera
Sin embargo, en vista
de los recientes avances en Genética, los investigadores prefieren hablar de
haplotipos en lugar de subespecies. Un haplotipo es un conjunto de marcadores genéticos o variaciones del ADN
estrechamente relacionadas, presentes en un cromosoma y que tienden a heredarse
juntos. Mientras que el genotipo hace referencia a un único gen, el
haplotipo nos habla de grupos de genes, y de las combinaciones de esos genes,
que se encuentran físicamente cerca en la secuencia del DNA y que por lo tanto
tienden a heredarse conjuntamente. La probabilidad de que dos
individuos no relacionados presenten un mismo haplotipo, es prácticamente nula.
Es por esto que el estudio de haplotipos se ha convertido en una herramienta
útil en la determinación de relación génica entre individuos, y por lo tanto en
el estudio del origen de las mutaciones. Hay que tener en cuenta que las
mutaciones, entre otras cosas, dan origen a nuevas especies o subespecies. El
número, así como, la longitud de haplotipos compartidos entre poblaciones, es
una herramienta importante en la genética de poblaciones para evaluar el grado
de diferenciación genética entre las poblaciones de estudio.
En 2011, mediante el
uso de herramientas modernas de genética molecular, se pudo entender mejor la
estructura genética de las diferentes poblaciones de loros barranqueros y
describirla con gran precisión. Se trata de una estructura compleja, donde las
tradicionales subespecies no siempre coinciden con los haplotipos (Figura 5). Las poblaciones de la subespecies Cyanoliseus
patagonus bloxami son genética y fenotípicamente distintas de todos los
demás loros, y se corresponden a un único haplotipo: bloxami. Además, los estudios genéticos sugieren un origen chileno
para esta especie, con un único evento migratorio a través de los Andes, que
dio origen a todos los haplotipos de loros barranqueros argentinos existentes.
Los investigadores llamaron a estos haplotipos argentinos andinus, patagonus1 y patagonus2. El haplotipo andinus está presente mayoritariamente
en la región de Cuyo, mientras que patagonus1
y patagonus2 se encuentran
presentes, juntos, en la mayoría de las poblaciones del resto del país. Andinus difiere en tamaño y plumaje de patagonus1 y patagonus2, mientras que patagonus1
y patagonus2 son fenotípicamente
indistinguibles, es decir, no se pueden separar a simple vista, necesitándose
métodos genéticos para distinguirlos unos de otros.
Figura 5. Distribución de los haplotipos del loro barranquero (Cyanoliseus patagonus) en Chile y
Argentina. Se representa la distribución histórica (áreas punteadas) y actual
(áreas coloreadas) de las diferentes subespecies morfológicas. La proporción de
haplotipos en cada sitio de muestreo (ver Masello et al. 2011) se muestra en gráficos de torta. Los números corresponden a cada lugar
de muestreo (véase Masello et al. 2011). El recuadro muestra las asignaciones bayesianas de todos los
individuos muestreados a cuatro poblaciones óptimas determinadas por BAPS v5
(modelo de mezcla). Los individuos están agrupados taxonómicamente.
A modo de conclusión
Hoy los investigadores
saben que sus estudios sugieren una estructura poblacional compleja para los
loros barranqueros en la Argentina, que incluye una zona híbrida en la región
de San Luis, que se ha mantenido estable durante varios miles de años, donde
los haplotipos de patagonus1 y patagonus2
se expandieron hacia el área de distribución sureste de andinus y dieron como resultado la
evolución de un fenotipo intermedio, previamente considerado una subespecie, Cyanoliseus patagonus conlara, y que este es también el más
diverso genéticamente de los cuatro grupos taxonómicos de loros barranqueros.
La dinámica de las zonas híbridas es de gran interés, especialmente por su
potencial para dar lugar a nuevas especies o poblaciones.
Además, la existencia
de enormes barreras como los Andes, sumado a las condiciones ambientales
regionales (climáticas y fitobiogeográficas) impusieron limitaciones a la
capacidad de los loros barranqueros para colonizar nuevos hábitats, afectando
la forma en que las poblaciones divergieron y, por lo tanto, su estructura
genética.
¿Existe alguna otra
prueba de que las aves pueden atravesar la imponente cordillera de los Andes? Aunque
es poco común, la evidencia reciente de un cruce de este tipo desde Chile a la
región de Mendoza, en la Argentina, por parte de un pelícano peruano (Pelecanus thagus), por un paso ubicado a
más de 2.500 metros de altura, muestra que la migración de aves a través de los
altos Andes es biológicamente posible.
La falta de flujo
genético convierte a los altos Andes en una barrera importante para la
migración de los loros barranqueros y posiblemente de otras especies de aves.
Esto también hace que la población aislada de bloxami sea genética y fenotípicamente distinta. El estrecho
vínculo entre la variación genética y las variables climáticas, a la luz de la
realidad actual del cambio climático, podría tener importantes implicaciones
para la conservación de los loros barranqueros. Es probable que el cambio
climático imponga presiones de selección sobre rasgos importantes para la
aptitud, afectando así las posibilidades de persistencia de esta especie.
Además, el cambio climático podría afectar de manera diferente a los cuatro
grupos poblacionales detectados a lo largo del rango de la especie y, además,
las poblaciones podrían variar en su tasa de adaptación. En consecuencia, el
resultado del cambio climático, además de otras limitaciones ambientales, por ejemplo,
presencia de agua y vegetación de Monte, y presencia de barrancas y de
acantilados, podría ser particularmente importante para algunas de las
poblaciones, en particular para las poblaciones bloxami y andinus, actualmente en peligro de extinción.
Para aquellos
interesados en leer más, recomendamos las siguientes publicaciones científicas:
Bó NA
(1965):Notas preliminares sobre la avifauna del nordeste de San Luis. Hornero
10: 251-268.
Darrieu CA
(1980):Las razas geográficas deCyanoliseus patagonus(Aves:
Psittacidae).Neotropica 26: 207-216.
Masello JF,
Quillfeldt P, Munimanda GK, Klauke N, Segelbacher G, Schaefer HM, Failla M,
Cortés M y Moodley Y (2011): The high Andes, gene flow and a stable hybrid zone
shape the genetic structure of a wide-ranging South American parrot. Frontiers
in Zoology 8: art16. Enlace.
Nores M, y
Yzurieta D (1983): Especiación en las Sierras Pampeanas de Córdoba y SanLuis
(Argentina), con descripción de siete nuevas subespecies de aves. Hornero N°
Extraordinario: 88-102.
Linda descripción de la história del loro barranquero!
ResponderBorrar¡Muchas gracias!
BorrarAprovecho para recomendar los siguientes trabajos científicos para aquellos que quieran aprender más:
https://frontiersinzoology.biomedcentral.com/articles/10.1186/1742-9994-8-16
https://elhornero.avesargentinas.org.ar/index.php/home/article/view/675
Los felicito por el trabajo infatigable. Un gran abrazo
ResponderBorrar¡Gracias, Claudio! Abrazo, Juan
BorrarMuy buen articulo! Saludos!
ResponderBorrar¡Muchas gracias! Saludos, Juan
BorrarMe intriga que muchas publicaciones, esta incluida, ignoren la existencia de numerosas colonias en las barrancas costeras entre Necochea y Mar Chiquita (BsAs)
ResponderBorrarHola Jorge: las colonias entre Necochea y Mar Chiquita no fueron incluidas en la publicación científica original
Borrarhttps://frontiersinzoology.biomedcentral.com/articles/10.1186/1742-9994-8-16
porque en el momento del muestreo correspondiente (noviembre 2007) se trataba de pequeños grupos de nidos distribuidos aquí y allí. Se las menciona en
Bucher, E.H. & Rinaldi, S. (1986) Distribución y situación actual del loro barranquero (Cyanoliseus patagonus) en la Argentina. Vida Silvestre Neotropical, 1, 55-61.
Pero allí mismo ya se las mencionaba como inactivas. Imagino que a causa de las campañas de control organizadas por el Ministerio de Asuntos Agrarios y descriptas en:
Voitzuk, L. (1975) El loro barranquero, plaga agrícola del sud de la provincia de Buenos Aires. Boletín Fitosanitario, 48, 31-34.
Sé que esto ha cambiado en los últimos 10 años. Tenemos algunos datos que muestran que la colonia en el Quequén Salado, destruida por Voitzuk y colegas) se viene recuperando lentamente. Algo ya mencionamos en:
https://elhornero.avesargentinas.org.ar/index.php/home/article/view/674
Pero nos falta monitorear de Necochea hacia el este. En este momento no tenemos fondos para hacerlo. Esperamos poder hacerlo pronto.
Los mantendremos al tanto.
Saludos, Juan
Gracias por tan claro artículo y tan interesante descrpción. Abrazo. Nélida Perrotta.
ResponderBorrar¡Muchas gracias por acompañarnos siempre!
BorrarHola Juan, felicitaciones por que al fin pusimos un pie al crearse la reserva natural municipal acantilados del.loro barranquero.
ResponderBorrarAbrazos
Jorge veiga
ResponderBorrarHola nuevamente Juan. Cuando inicien el estudio de las pequeñas poblaciones dispersas entre mar chiquita y necochea avísame así te paso 4 poblaciones que tengo ubicadas.
ResponderBorrarAbrazo
Jorge veiga
Fundacion azara
Hola Jorge: muchas gracias por tus comentarios. Estamos en este mismo momento trabajando en un modelado de la distribución actual de los barranqueros. Esos datos que mencionás serían una necesaria adición. ¿Seguimos por e-mail? Abrazo, Juan
ResponderBorrar