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Alimentación suplementaria. Ayudar sí, complicar no.

Ante la pregunta sobre si es bueno o malo suplementar o complementar con alimentos a las poblaciones silvestres de aves, la respuesta no es definitiva. Intuitivamente, ante la falta de alimento natural por cuestiones de sequías extremas, por ejemplo, la respuesta parece ser que sí, pero hay varias cuestiones a tener en cuenta. Aquí las analizamos.

Texto Juan F. Masello y Alejandro Balbiano.

 


Según datos de los investigadores, en esta temporada de cría y reproducción de loros barranqueros, las precipitaciones en la región de El Cóndor, serán escasas o nulas. Frente a estas condiciones extremas, los loros no criarán pichones y se trasladarán a centros urbanos, o criarán pichones que tendrán problemas de supervivencia frente a la falta de alimento necesario para crecer.

     En muchos países del mundo se les brinda alimentos complementarios a las aves silvestres. Una de las razones por las que la gente las alimenta es porque quiere ayudarlas. Sin embargo, no está del todo claro hasta qué punto los alimentos suplementarios ayudan a las aves.

     Se denomina alimentación complementaria o suplementaria a aquella brindada por los seres humanos a las aves para colaborar con ellas en un momento crítico de sus vidas, como ser inviernos extremos, sequías, o falta de alimento en sus ambientes naturales, sobre todo en las temporadas de cría y reproducción.

     La falta de alimentos es claramente uno de los principales factores que limita las poblaciones de aves, y en ese sentido, la alimentación suplementaria reduce el riesgo de inanición, puede brindar un mayor éxito reproductivo y mejores oportunidades de supervivencia. Si bien la alimentación de las aves puede traer beneficios positivos, también hay una serie de posibles impactos negativos, como el acostumbramiento y dependencia de las aves a los comederos, la propagación de enfermedades o la exposición a mayores tasas de depredación, entre otros.

 

A favor

La alimentación suplementaria ayuda a superar los tiempos difíciles. Así en momentos de gran necesidad de energía, como el desarrollo y la puesta de los huevos, es probable que traiga beneficios. En general, la salud individual de las aves mejora con la alimentación suplementaria, que incluye una reducción del estrés y un crecimiento más rápido de las plumas, entre otras cosas. Además mejora la condición corporal y las defensas. La provisión de alimentos adicionales hace que las hembras reproductoras pasen menos tiempo buscando comida, lo que permite un inicio más temprano de la incubación y una mejor protección de los huevos contra la depredación, lo que puede conducir a tasas de supervivencia más altas. Además, la comida adicional puede facilitar una búsqueda de alimento más selectiva. Recordemos siempre que los alimentos obtenidos de los ambientes naturales de las aves son los mejores. Además, proporcionar a los pichones alimentos suplementarios adicionales puede conducir a una reducción de la agresión entre los pichones, aumentando así la supervivencia de los mismos.

 

En contra

No todo es bueno en el tema de suplementar con alimentos adicionales. Por ejemplo, las agrupaciones de aves alrededor de los comederos pueden atraer depredadores o aumentar la propagación de enfermedades infecciosas. Los comederos también pueden actuar como trampas ecológicas, alentando a las aves a asentarse en un área con comida natural insuficiente durante la temporada de reproducción. El problema es que una vez finalizada la suplementación, los comederos pueden crean un nivel de población que no puede sostenerse con los niveles naturales de alimento. Es el caso de los loros barranqueros que suplementan su dieta con granos de maíz o girasol, frente a la desaparición de su ambiente natural, el Monte, que les brinda frutos, semillas y brotes de buena calidad nutricional. Sin duda, la alteración y destrucción del hábitat imponen los mayores impactos humanos sobre las poblaciones de aves, y por esta causa muchas especies de aves están amenazadas en todo el mundo.

     Las aves deben encontrar un equilibrio entre el almacenamiento de grasa para superar la inanición, pero sin engordar demasiado, ya que esta situación las hace más pesadas para escapar de los depredadores. En general, las aves silvestres tienen muy poca grasa porque necesitan permanecer livianas. Sin embargo, las reservas de grasa son fundamentales como combustible para un vuelo exigente desde el punto de vista energético, como el de las aves migratorias.

     En los sitios con comederos se observa, en general, un mayor número de aves con enfermedades, en comparación con los sitios sin comederos.

     Los alimentos complementarios también pueden ser responsables de cambios a gran escala en la dinámica de las poblaciones de aves y las estrategias de migración, aunque es muy difícil establecer tales vínculos causales de manera inequívoca. Muchas aves dejan de migrar si tienen alimento disponible extra durante todo el año. La alimentación durante el invierno puede aumentar el número y la densidad de aves residentes que se sienten atraídas a un área y permanecen allí para reproducirse.

     Una seria preocupación de las personas que brindan alimento extra es que las aves en los comederos pueden estar expuestas a un mayor riesgo de depredación, ya que los depredadores pueden aprovechar las agrupaciones alrededor de los comederos. Esto podría provocar una hiperpredación de presas naturales en el área inmediata. Pero a veces las aves ejercen una mayor vigilancia, y la presencia de comederos se ha asociado con niveles más bajos de depredación. Un mecanismo para reducir las tasas de depredación es brindarles a los depredadores mismos, por ejemplo, a los chimangos, alimento adicional. Hay que investigar también el grado de dependencia que los comederos crean entre las poblaciones de aves.

     La limpieza regular de los comederos para aves es un tema crucial, ya que puede reducir la transmisión de enfermedades entre las aves. Algunas de estas preocupaciones pueden mitigarse siguiendo “buenas prácticas” de alimentación, actualmente disponibles, tema que trataremos detalladamente en un próximo post. Además los comederos bien utilizados tienen un enorme valor educativo y social, y pueden inspirar interés en los problemas de conservación. Los comederos brindan una oportunidad inmejorable para educar en plena naturaleza, a grandes y chicos sobre temas ambientales y de conservación.

 

A manera de conclusión

Como hemos visto, no es tan fácil definir si es bueno o malo brindar alimentación complementaria. Un ejemplo nos brindará idea de la complejidad de este fenómeno. En las aves, las hembras son capaces de controlar la proporción de sexos de su descendencia en la etapa de fertilización, y los cambios en el suministro de alimentos pueden generar ventajas selectivas sobre tener descendencia masculina o femenina. El manejo de la proporción de sexos impulsada por los complementos alimenticios generó una crisis en la conservación del kakapo (Strigops habroptilus), un loro no volador endémico de Nueva Zelanda muy amenazado, ya que tiene una población de menos de 70 individuos. Se inició la alimentación complementaria en un intento por aumentar la reproducción de las hembras de kakapos. La alimentación aumentó las tasas de fecundidad, pero también se produjo una descendencia con mayor número de machos. Para que una población se recupere hacen falta tantos machos como hembras. ¿Cuál fue la causa del desbalance de sexos? La calidad de la dieta estaba influyendo en la proporción de sexos de los polluelos. Se modificó la dieta y se logró el equilibrio deseado entre machos y hembras.

     En conclusión, alimentar a las aves es una actividad llena de buenas intenciones, pero que puede afectar todos los aspectos de la ecología de las aves, desde la supervivencia diaria hasta la migración. Aunque la alimentación de las aves puede generar efectos positivos, también se han observado algunos impactos negativos, como una mayor depredación y transmisión de enfermedades. Hace falta más investigación sobre el tema para tener una respuesta adecuada sobre la calidad, cantidad y el período durante el cual se debe proporcionar el alimento adicional. Y lo más importante consultar con especialistas o autoridades capacitadas para dar las mejores respuestas frente a las dudas sobre estos temas.

     Por último es importante recordar que lo mejor de todo es dejar que las aves busquen su propio alimento, de acuerdo a sus necesidades y a las estaciones del año, en ecosistemas sanos. Las áreas naturales protegidas son un instrumento para proveer a la fauna silvestre de esos ecosistemas sanos. Ecosistemas de los cuales tanto aves como humanos nos beneficiamos.

 

 

Comentarios

  1. Nueva columna radial de Alejandro Balbiano en Colonia Agropecuaria:

    https://ar.radiocut.fm/audiocut/alejandro-balbiano-entrevista-con-radio-colonia-254/

    Que la disfruten! Se ruega su difusión. Gracias.

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  2. Es difícil saber qué hacer, aunque quizás, aquellos que vivan cercanos al habitat de los loritos tendrían que procurar tener en sus jardines o quintas, una area especifíca sembrada con alimentos naturales para su consumo. Esta es una opinión personal, que no tiene base científica. Juan, Alejandro, sería ésta una buena o mala medida a implementar?... Saludos y gracias por ayudarnos a entender cada vez mejor a nuestros queridos amiguitos de las barrancas que mucho extraño. N.Perrotta.

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  3. Cuando digo "para su consumo" debí aclarar "para el consumo de los loritos". N.Perrotta

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  4. Gracias por tu comentario Nélida. La idea de "sembrar" o plantar vegetación nativa del Monte en nuestros jardines y espacios verdes es una muy buena medida ya que los loros encuentran en esa vegetación su alimento natural: frutos, brotes y semillas. Siempre es mejor que las especies nativas, como el loro barranquero, se alimenten con comida hallada en su habitat natural. Además las plantas y arbustos del Monte están mejor preparados para los cambios climáticos extremos.

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