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Loros barranqueros y cultivos agrícolas

¿Puede una especie autóctona y con un número de individuos cada vez más reducido ser considerada una amenaza para los cultivos?


Actualmente, los conflictos entre la vida silvestre y la agricultura están en aumento, sobre todo en aquellas regiones donde los cultivos se expanden y las áreas naturales disminuyen. Se genera así el debate, sobre si las especies autóctonas o propias de cada región pueden o no ser consideradas “plagas” de los cultivos.

 

Texto Juan F. Masello y Alejando Balbiano

 


Antes de iniciar la discusión, empecemos por definir que es una especie plaga. Desde el punto de vista de la agricultura la palabra “plaga” se refiere a todos los animales, plantas y microorganismos que tienen un efecto negativo o producen daños, fundamentalmente sobre los cultivos de interés para el ser humano y la producción agrícola. Podemos considerar a esta como su definición tradicional. Sin embargo, el concepto ha evolucionado con el tiempo. Actualmente se entiende como plaga a la situación en la que un ser vivo produce mermas a los intereses de las personas, es decir, se pone el foco de la definición, no en la especie que causa los daños, sino en la situación en la que esa especie resulta dañina. Hoy se da el caso que muchas especies que fueron consideradas plagas en el pasado son endémicas y raras, y a veces hasta se encuentran en un grado de conservación alarmante, y por lo tanto, es difícil que se comporten como plaga para los cultivos debido a sus escasos números poblacionales. En general, una especie nativa nunca es una plaga en su ambiente natural.

Veamos el ejemplo de los loros barranqueros, considerados y perseguidos durante años como consumidores de cultivos. De los loros que vamos a hablar en particular son los que habitan, cría y se reproducen en la Patagonia noreste, más precisamente en el Balneario El Cóndor, en Río Negro, y donde se encuentra la colonia de loros más grande del mundo conocida hasta la fecha, que reúne al 71% de la población total de la especie. Lamentablemente, la colonia El Cóndor está sujeta a una serie de amenazas y actualmente no tiene protección legal.

En la Patagonia argentina, los loros barranqueros son percibidos como una amenaza para la producción agrícola de maíz, cebada, girasol, trigo, mijo, almendras, manzanas, nueces y viñedos. Aunque los pocos estudios realizados hasta la fecha demostraron que el daño de los loros a la agricultura es un fenómeno local, restringido a algunas parcelas pequeñas con problemas de suelos salinizados por malas prácticas de riego, la especie fue considerada plaga agrícola a nivel nacional en toda la Argentina. En la actualidad solo la provincia de Buenos Aires la considera como tal.

Las zonas de cultivo de la región cercana a la colonia de loros de El Cóndor son áreas marginales agrícolas, donde el clima seco y los suelos áridos actúan como factores limitantes para el crecimiento de los cultivos, sobre todo del trigo. A pesar de ello, algunos agricultores locales afirman que los loros son los que afectan los cultivos de maíz, trigo, girasol, avena y mijo. Sin embargo, durante un estudio basado en encuestas y entrevistas, solo el 16% de los agricultores mencionaron algún daño real causado por los loros barranqueros a sus cultivos.

Ante la falta de información objetiva recopilada sobre los niveles de pérdidas económicas, un grupo de investigadores liderados por el biólogo Juan F. Masello, iniciaron un estudio que se llevó a cabo en el noreste de la Patagonia y abarcó los departamentos de Patagones (provincia de Buenos Aires) y Adolfo Alsina (provincia de Río Negro). Evaluaron y midieron el daño real a los cultivos en las áreas de alimentación utilizadas por el loro barranquero, y para ello se seleccionó un área de aproximadamente 250.000 hectáreas para cubrir la región visitada diariamente por ellos. Los científicos analizaron los cultivos en el borde de los campos y en el centro, inspeccionando los cultivos a pie en busca de perjuicios por los loros, el cual se consideró significativo si al menos cinco plantas presentaban signos de daño cada 200 metros. El resultado fue que solo el girasol presentó deterioros significativos, afectando al 0,1%-0,4% de la cosecha de girasol, sin que se detectaran daños en otros cultivos importantes de la región, tales como trigo y avena. El daño solo se encontró en los bordes de los campos de girasol, mientras que no se encontraron perjuicios en el centro de esos campos. Además, teniendo en cuenta que los cultivos de girasol representan como máximo un 1% del total de cultivos en el área estudiada, la importancia regional de la pérdida atribuible a los loros barranqueros es económicamente insignificante. Debido a que el daño provocado por los loros barranqueros es pequeño, los investigadores concluyeron que no hay necesidad de manejar a los loros como plagas de cultivos en el noreste de la Patagonia, y que las pérdidas económicas son inferiores a los costos de los métodos para su control. Estos resultados coinciden con estudios anteriores que investigaron el daño por el loro amazona de frente azul en Tucumán, sobre los cultivos de cítricos, y que fue del 1%, con un máximo del 2% en el caso particular de los limones. En otro estudio sobre el periquito monje en Paraná, Entre Ríos, se encontraron daños concentrados en las bordes de los campos de maíz sin perjuicios en las zonas centrales. Estos resultados brindan apoyo a la conclusión que los agricultores tienden a exagerar las pérdidas generadas por los loros.

Hoy sabemos que los loros que eran considerados plagas agrícolas presentan un problema de conservación único, ya que algunos también están en peligro de extinción. Todas las especies de loros figuran entre las aves más amenazadas del mundo, por el comercio de mascotas, por la pérdida y degradación de los ambientes donde viven y por la persecución como plagas de los cultivos.

Para finalizar y a modo de resumen, quizás una pregunta pueda ayudarnos a responder la cuestión sobre si los loros barranqueros son plaga de los cultivos. Durante la época de crianza, los loros vuelan distancias de entre 58 y 66 km para llegar a los sitios de alimentación. Esa distancia la cubren de una a cuatro veces por día. Es decir, hay loros que llegan a volar 240 km en un día para llevar alimentos de los parches de Monte remanente a sus pichones. ¿Eso podría ser prueba que los loros prefieren los alimentos naturales antes que los cultivos?

 

El alimento de los loros: arbustos del Monte, granos derramados y no cosechados

La continua expansión agrícola en el noreste de la Patagonia, iniciada durante la década de 1970, comenzó a modificar, degradar y fragmentar en gran medida la vegetación natural de Monte, el hábitat natural del loro barranquero, que está desapareciendo y provocando que los suelos se “vuelen” o desaparezcan por el fuerte impulso de los vientos patagónicos. El loro barranquero encontraba en el Monte su principal fuente de alimento, en arbustos como chañar, piquillín y yao-yin, entre otros. Cuando este alimento fue desapareciendo, los loros comenzaron a consumir principalmente granos dejados o derramados después de la cosecha, y granos no cosechados de pasturas cultivadas y en márgenes de carreteras. Otra fuente de alimento lo constituye el grano perdido entre el rastrojo y en los caminos de acceso a los campos. Desde una perspectiva agrícola y económica, este grano representa una pérdida que se atribuye a los métodos de cosecha de los agricultores, y se produce independientemente de la presencia de loros. El consumo de granos posterior a la cosecha por parte de los loros no constituye un daño a los cultivos, pero representa para ellos una fuente de alimento adicional. Esto podría explicar por qué una región convertida casi por completo a la agricultura, y donde se “limpió” la mayor parte de la vegetación natural en las últimas tres décadas, todavía puede sostener a la colonia de loros más grande del mundo. Los recursos alimentarios adicionales también podrían explicar por qué una gran parte de los loros barranqueros, que antes migraban al norte en el invierno, ahora se quedan en El Cóndor todo el año.


Publicaciones científicas mencionadas en el texto:

Sánchez R, Ballari SA, Bucher EH & JF Masello (2016) Foraging by burrowing parrots has little impact on agricultural crops in north-eastern Patagonia, Argentina. International Journal of Pest Management 62: 326-335. Enlace

 

Failla M, Seijas VA, Quillfeldt P & JF Masello (2008) Potencial impacto del loro barranquero (Cyanoliseus patagonus): evaluación de percepción de daño en Patagonia Nordeste, Argentina. Gestión Ambiental 16: 27-40. Enlace


Masello JF, Pagnossin ML, Sommer C & P Quillfeldt (2006) Population size, provisioning frequency, flock size and foraging range at the largest known colony of Psittaciformes: the Burrowing Parrots of the north-eastern Patagonian coastal cliffs. Emu 106: 69-79. Enlace

 


 

 

Comentarios

  1. Quería compartirles una entrevista que acabo de descubrir gracias a uno de nuestros colaboradores permanentes, Gabriel Pagnossin. Vale la pena escucharla, son algo más de 6 minutos y muestra otra visión sobre nuestra agricultura, los problemas que genera y las soluciones que ofrece. ¡Imperdible!

    En diálogo con Aire de Pueblo, el Dr. Lucas Garibaldi, director del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural (IRNAD) de UNRN-CONICET

    https://www.radionacional.com.ar/unrn-invita-a-charla-virtual-sobre-tecnologias-para-fomentar-la-biodiversida/

    Es posible que necesiten copiar el enlace en la barra de direcciones de su navegador de Internet.


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  2. Aquí les puedo compartir la charla completa "Promover la biodiversidad en el campo":

    https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=jbqeXBU5gHM&list=PLBQgNvLvPrb6r8QCYUIpdPwWrIxR9DLPf&index=1#menu



    Y otra nota relacionada

    https://www.rionegro.com.ar/ciencia/un-cientifico-de-bariloche-liderara-un-estudio-global-sobre-la-biodiversidad-del-planeta-2156714/

    Que las disfruten, saludos, JUAN

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