Subespecies de Loros y Conservación
Historias de loros (y de los científicos que estudian a los loros)
Texto Alejandro Balbiano y Juan F. Masello.
La
cordillera de los Andes es una barrera geográfica para la migración de los
loros barranqueros, y posiblemente para otras especies de aves. Esas altas
cumbres además actúan como una barrera para el flujo genético o migración de
genes, es decir para la transferencia de genes de una población a otra. ¿Por
qué resulta importante estudiar la migración de genes desde o hacia un nuevo
lugar geográfico? Porque ese fenómeno puede ser el responsable de importantes
cambios genéticos, lo que puede originar, con el tiempo, nuevas especies o
subespecies.
Ejemplos
de flujo génico, son el transporte de polen por el aire hasta un nuevo destino,
y como hemos visto antes en este Blog, también la migración de loros desde
Chile hacia la Argentina, a través de un vuelo épico. Esto originó a lo largo
de miles de años, la existencia de tres subespecies de loros barranqueros: dos de
las cuales se encuentran actualmente en la Argentina, Cyanoliseus patagonus patagonus en la Patagonia y Cyanoliseus patagonus andinus en la
región cuyana al oeste y noroeste. La subespecie Cyanoliseus patagonus bloxami vive en las estribaciones andinas de
Chile central, y es considerada por los investigadores como la especie que dio
origen a las de la Argentina. Es decir que los loros barranqueros se originaron
en Chile.
Estos estudios evolutivos, son utilizados por los científicos, entre otras cosas, para entender cómo podemos ayudar a la conservación de las especies. Así en Chile, los barranqueros figuran como especie amenazada, aunque quizás deberían ser declarados especie en peligro de extinción, ya que solo quedan entre 5.000 y 6.000 individuos. El tamaño y la singularidad de esta población deberían ser motivo suficiente para evitar mayores reducciones.
En
nuestro país se encuentra la mayor colonia de loros barranqueros del planeta,
en el balneario El Cóndor, en Río Negro, y debemos recordar que esta colonia
concentra a un poco más del 70% de la población mundial de la especie. Por
suerte esta colonia ha sido declarada recientemente como una Reserva Natural
Municipal, y por lo tanto protegida del comercio de los loros para usarlos como
mascotas. Un efecto secundario negativo de la reciente protección de la colonia
patagónica es el aumento notable del valor comercial de los Cyanoliseus patagonus andinus en la
región de Cuyo. Esto resulta dramático frente al panorama de una población
total de esta subespecie que no supera los 2.000 nidos. Por este motivo, los
científicos consideran imperioso el desarrollo de medidas de conservación del
loro barranquero en la región de Cuyo, particularmente de los acantilados con
colonias, que son cruciales para la supervivencia de esta población.
A todas
estas consideraciones, se han agregado ahora las alteraciones en el medio
ambiente, como el cambio climático. Existe un vínculo estrecho entre la
variación genética y las variables climáticas. Es probable que el cambio
climático genere presiones evolutivas, afectando las posibilidades de
supervivencia de los loros barranqueros. Además, no se sabe con certeza si el
cambio climático no podría afectar de manera diferente a las tres subespecies.
El resultado
del cambio climático, sumado a otras limitaciones ambientales, cómo, por
ejemplo, la falta de agua y alimento en el ambiente natural de los loros, y de
acantilados para hacer sus nidos, podría ser dramático para las subespecies actualmente
en peligro de extinción. Frente a este panorama las
poblaciones
pueden responder de tres maneras diferentes: 1) cambiando en abundancia y
distribución, 2) extinguiéndose o 3) evolucionando.
Es
difícil saber cuál ocurrirá, incluso para los investigadores, pero se pueden
predecir algunos escenarios posibles. Así, por ejemplo, los loros barranqueros
de Chile, podrían ocupar nuevamente los acantilados vacíos a lo largo del área
de distribución histórica de la especie, siempre y cuando todavía haya agua y
alimentos naturales disponibles en esos lugares, y que su pequeño tamaño poblacional
actual no se reduzca aún más por la caza furtiva.
Sin
embargo, la situación parece ser bastante diferente para la reducida población
andina de loros barranqueros en la región de Cuyo en la Argentina. En esta
zona, sólo se dispone de unos pocos lugares adecuados para la reproducción con altos
acantilados cerca del agua y del Monte que provee el alimento vegetal que
necesitan, lo que deja a esta población sólo con dos posibilidades en caso de
un cambio climático fuerte o demasiado repentino: extinguirse o evolucionar.
Como hemos visto en esta Historia, conocer una especie, desde el punto de vista genético y evolutivo, puede ayudarnos a detectar los problemas de las distintas poblaciones de aves, y ayudarnos a tomar más y mejores decisiones para conservarlas.
Que todo avance siempre para bien de unos y otros. Nélida Perrotta
ResponderBorrarOjalá el curso de la história del logo barranquero pueda seguir!!!
ResponderBorrarHola, muchas gracias por sus comentarios.
ResponderBorrarPara que esto sea así, será crucial que frenemos el desmonte y mantengamos los ecosistemas sanos y funcionales. En particular, en el caso del loro barranquero, el Monte.
Una forma de lograr esto es modificando nuestros hábitos. Por ejemplo, evitando consumir productos que requieran de soja. La producción de soja es la responsable mayor del desmonte en nuestro país y en países vecinos.
¡Saludos! Juan
Evito desde siempre consumir soja o productos que la contienen, por el daño que causa no sólo a los loritos, tengo entendido que desvasta la tierra. Cuidemos la vida de unos y otros. Nelida Perrotta
ResponderBorrarAlgo bueno para acostumbrarse es a consumir de todo, pero buscar productores agroecológicos y sustentables, que no desmonten ni contaminen el suelo y el agua por tener riqueza económica con grandes volúmenes de producción y exportación. Volver a tener hábitos de pequeñas poblaciones y autosustentarse y si algo no crece o se produce en una temporada, comer otras cosas y esperar... recuerdo cuando para mandarinas había que esperar al invierno y las frutillas estaban solo un corto tiempo en verano, y para probar algunas cosas había que pagar caro por una pequeña cantidad o que alguien traiga de regalo o viajar de visita a otra parte. Así todos tendríamos nuestro lugar, incluidos los loros y muchas otras especies. Confío en quienes queremos al planeta y no diferenciamos a quienes lo habitamos por mayor o menor importancia o supremacía. Susana
ResponderBorrar¡Hola Susana! Completamente de acuerdo. En mi familia lo hacemos de esa forma. Además, hay que añadir que se disfruta más de los productos agroecológicos y que la llegada de la temporada de cada alimento es una alegría. :-)
ResponderBorrar¡Abrazo! Juan